Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Benazir Bhutto, a 5 días del 2008

 

El asesinato de Benazir Bhutto en Pakistán deja un sabor de tristeza, por decir lo menos.

Fue la primera mujer en ocupar el cargo de primer ministro de un país musulmán y la más joven, a los 35 años de edad, en 1988 y tras ser destituida en 1990 volvió a ocupar el cargo durante tres años, de 1993 a 1996.

En el mismo 1988 fue elegida por la revista norteamericana People como una de las “50 personalidades más bellas”.

Exiliada en Dubai y en Londres desde 1998, regresó a su país tras un arreglo con el presidente, el general Pervez Musharraf, el 18 de octubre de 2007 y ese día sufrió un atentado de enormes proporciones con un saldo de 126 muertos y más de 400 heridos del que ella se salvó. Dos meses después sería asesinada, el 27 de diciembre.

Su padre y dos de sus hermanos fueron asesinados como prolegómeno de la tragedia que la perseguiría de por vida.

Su pueblo la llora, su agrupación política, el Partido Popular Paquistaní, la llora y ha nombrado al mayor de sus tres hijos, Bilawal, como presidente del partido y a su viudo Asif Ali Zardani como vicepresidente.

Pero el 27 de diciembre no tuvo suerte, apenas asomó la cabeza por el techo del vehículo que la transportaba y recibió un disparo de un individuo del que hay dos versiones: una dice que iba en una moto y otra que iba en un automóvil de la policía, o que fue visto en tal vehículo antes de la ejecución. El caso es que inmediatamente después de ejecutar a Bhutto se hizo explotar.

El gobierno de Musharraf se apresuró a declarar que el atentado era obra de Al Qaeda, sin embargo, esta organización ya negó tal acusación aduciendo algo totalmente lógico conociendo su forma de operar: “si estuviéramos implicados en el atentado habríamos reclamado su autoría directamente”.

Todo apunta a una ejecución ordenada por la presidencia de Paquistán y desafortunadamente parece ser que de la misma forma que ha sucedido en los casos de otros asesinatos políticos al más alto nivel, éste quedará impune.

No tienen razón quienes afirman que Al Qaeda acabó con la vida de Bhutto por la cercanía de ésta con los Estados Unidos, basta recordar que la ex primera ministra denunció a Musharraf por haber recibido más de diez mil millones de dólares de ayuda de este país sin rendir cuentas del destino asignado a los fondos en cuestión.

¿Consecuencias en el mundo?: ninguna, desafortunadamente, como no sea lamentar una vez más la tragedia innecesaria.

¿Por qué el asesinato en Paquistán y no en Londres o en Dubai?: para evitar la investigación minuciosa que seguramente habría revelado los nombres de los ejecutores materiales y del autor intelectual.

Paquistán, los musulmanes, el mundo pierden a una mujer controvertida, acusada en diversas ocasiones de actos de corrupción. Salió siempre adelante, libró obstáculos sin cejar en la lucha contra el cinismo de los gobiernos corruptos y sanguinarios de su país.

Era una de las pocas mujeres que llegan al liderazgo político en el mundo.

Libró muchas batallas y salió adelante, pero esta vez no pudo.

En 5 días más habría alcanzado el 2008 que ahora festejamos; sin embargo, el pueblo paquistaní, los hijos y el esposo de Benazir no tienen nada qué festejar.

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